Funciones del docente, ¿las conoces?

 Cuando a una persona le preguntas cuál es la función del docente es probable que te responda de una manera simplista: enseñar, dar su materia, educar... Pero creo que estaremos de acuerdo en que un profesor tiene mucha más tarea que la pura transmisión de unos conocimientos específicos.

En concreto, la Ley Orgánica de Educación (LOE, mayo de 2006) en su artículo 91 recoge un total de 12+1 funciones del profesorado, las cuales también están presentes posteriormente en la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (LOMCE, diciembre de 2013), que son:


La que podría considerarse 13ª función es el hecho de realizar las funciones expresadas en el apartado anterior bajo el principio de colaboración y trabajo en equipo.

En concreto, en esta entrada comentaré en mayor profundidad una de las que considero más relevantes: la promoción, organización y participación en las actividades complementarias, dentro o fuera del recinto educativo, programadas por los centros.

A mi entender, como docentes no podemos limitarnos a transmitir los conocimientos relativos a la materia de una forma teórica en el aula si buscamos conseguir un aprendizaje significativo, ya que como diversos estudios ponen de manifiesto, se recuerda más y mejor si ha sido provocado a partir de una experiencia. Es decir, el aprendizaje no puede ser completo si los alumnos no comprenden en qué ámbitos de su vida esos conocimientos van a serles útiles. Es por esto que son una gran defensora de la realización de actividades complementarias en todas las materias.

Un ejemplo de la importancia de vincular ciertos conocimientos con experiencias se aprecia claramente en el vídeo "Un pulso al fracaso", emitido por Documentos TV en Televisión Española en 2010 (también podéis encontrar una versión algo más breve aquí, aunque os recomiendo encarecidamente ver el vídeo completo).

En este vídeo se presenta el caso de la Fundación Tomillo, donde se imparten cursos de formación para mejorar la empleabilidad de jóvenes tratando de potenciar sus fortalezas, compensar sus carencias y ayudarles a desarrollar las nuevas competencias que se demandan en el mercado de trabajo, quedando reflejado una vez más que la atención al alumnado más allá del aula es a veces más importante que las competencias académicas.

Y vosotros, ¿qué pensáis? ¿Recordáis especialmente alguna salida del aula durante vuestra época como estudiantes?

¡Os leo en comentarios!

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